Mi primera posición de liderazgo fue como Gerente de ventas. Mi equipo ganó un concurso. ¡A mis 20 años, pensaba que era bastante bueno! Todos fuimos a un viaje para esquiar gratis y podíamos llevar a nuestras familias. Uno de los miembros de mi equipo trajo a su esposa al viaje; consiguieron a alguien para que cuidará a su hijo de 1 año. Una vez en las pistas, ella tuvo ataques de tos y después, rara vez pudo acompañarnos en las laderas. Todos nos sentimos muy mal por ella, pero el viaje fue un éxito.
Pasaron rápido varios meses y un día nos llegó la devastadora noticia de que ella tenía cáncer. Los ataques de tos eran un síntoma y, en un año, ella falleció. Para mi empleado fue un golpe muy duro, pero tuvo que continuar trabajando para mantener a su familia. Pude ver el estrés y la impotencia en su rostro; nunca vio justo que la vida le jugara tan mala pasada.
Recuerdo que al reflexionar sobre esto, llegué a pensar que quería más flexibilidad y libertad en mi vida en caso de que algo terrible como esto me sucediera ¿El trabajo de 9 a 5 lo era todo para mi?
Varios meses más tarde tenía que llamar a un buen cliente, qué no me contestaba, esto era antes de los teléfonos celulares pero el teléfono en mi oficina no estaba disponible. Había visto una oficina cruzando el pasillo y pregunté si podían prestarme el teléfono, la oficina pertenecía a un consultor de gestión. Esta fue la primera vez que escuche que alguien se ganara la vida de la «consultoría». Hice un millón de preguntas y ahí decidí, que quería ayudar a las organizaciones, mientras trabajaba para mí. Me había enganchado!
Eso fue hace más de 20 años. Ahora dirijo a una empresa que no solo ayuda a las organizaciones a ser más rentables y eficientes, sino también ayuda a los consultores independientes en todo el mundo a que sigan sus sueños. Para mi, es una noble vocación.
Todo comenzó sabiendo que no quería ser parte de esa “carrera de todos” de 9 a 5. No quería que me dijeran qué y cuando tenía que hacer algo por una empresa, qué me dijeran de que puedo o no puedo preocuparme. Si mañana, me diagnostican cáncer, espero que el cielo no lo permita, ¿la huella que dejaría en el mundo es algo por lo cual debería estar orgulloso?
Así que te invito a reflexionar… ¿En qué parte estás de tu viaje? ¿Eres feliz trabajando cada día? ¿Qué pasa cuando la vida te lanza una bola curva? ¿Eres lo suficientemente flexible para lidiar con eso? ¿Te gustaría hacer tu propio camino en lugar de seguir a alguien que se te ha impuesto?
Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para empezar a pensar acerca de nuestro propio camino.
– Chip Wilson