Por Scott Watson
Los mitos asociados al liderazgo tienden a ser más grandes el día de hoy, justo como las historias que pasan de generación en generación acerca de lo grande que era el pez que atrapamos siendo niños cuando no había nadie que lo atestiguara. En algunas ocasiones inventamos mitos o historias para sentirnos mejor y evadir nuestros temores o nuestra falta de voluntad para convertirnos en líderes. Solemos pensar que el liderazgo es una rara habilidad que es difícil de dominar, que los líderes nacen y no se hacen, que todos los líderes son carismáticos y nosotros no, que el liderazgo existe únicamente en lo más alto de la jerarquía y no en toda la estructura corporativa. Hoy estoy aquí para decirte que estos cinco mitos son exactamente lo que aparentan ser, ¡falsos!
Nuestros libros de historia están llenos de historias sobre liderazgo. Algunas veces esas anécdotas pueden estar asociadas con heroísmo así que tendemos a meterlos en la misma categoría y pensar que el liderazgo es tan raro como los héroes lo son. Todos conocemos las historias de Paul Revere y el liderazgo y coraje que demostró cuando los británicos estaban listos para entrar a Boston o como Martin Luther King miró de frente a la adversidad y guió una nación entera durante un tiempo de gran desigualdad racial. Mientras esos eventos obtuvieron los encabezados de cada periódico en el país por algún tiempo, la verdad que importa es que el liderazgo no es tan raro como esos ejemplos lo son. El liderazgo se presenta en nuestras vidas cada día, año tras año justo frente a nosotros. Ya sea en nuestros lugares de culto donde un joven pastor deja a una congregación de seguidores y se aventura a salir por sí mismo para empezar una nueva misión, o en nuestro equipo local de futbol cuando un padre o madre se levanta y dirige al equipo de su hijo porque no había nadie más que se ofreciera a hacerlo.
¿Que si he escuchado la frase “es una líder nato” alguna vez?, ¡La he escuchado miles de veces! Puede que exista algo de verdad en que la gente nace con ciertas habilidades inherentes que se demuestran más rápido que en los otros, pero la verdad es que todos nacemos con habilidades de liderazgo.
Así es como esas habilidades son reconocidas; entendidas y desarrolladas y nos distinguen entre nosotros. Cuando conscientemente buscamos desarrollar nuestras habilidades de liderazgo, a través de entrenamiento, en la práctica laboral, podcasts, seminarios por internet, o cualquier otra opción, únicamente entonces podemos ver una verdadera transformación de liderazgo.
Hay una suposición que dice que para ser un líder, debes ser carismático. A menudo cuando estamos sintonizando las noticias de la tarde, vemos varios líderes, de todas partes del mundo en cámara sorprendiéndonos con su carisma, ingenio y encanto. A pesar de la constante barrera de líderes mundiales, tener carisma, no es un prerrequisito para ser un buen líder. Un gran ejemplo de esto fue el soldado estadounidense más condecorado de la segunda guerra mundial. Audie Murphy fue conocido por ser un hombre solitario y un poco problemático antes de convertirse en una de las personas más condecoradas de la Segunda Guerra Mundial. Él guió a sus tropas innumerables veces poniendo el ejemplo por sus acciones y no por sus palabras. Las buenas prácticas de comunicación pueden superar al carisma en cuestiones de liderazgo.
Muchas veces en el pasado sentía que no necesitaba ejercitar mis habilidades de liderazgo porque creía estar en un rango muy bajo como para que eso importara. Después de todo, Sólo estaba a cargo de una o dos personas, ¿Cómo podría ser un líder? Sin necesidad de decirlo, ¡Estuve equivocado! El liderazgo es valioso en todos los niveles de la compañía. Incluso si eres el líder de una persona, si fallas como líder puedes generar un efecto dominó en toda la compañía. Estoy seguro que todos hemos visto los efectos que una persona puede tener en el ambiente de trabajo.
Algunas veces el liderazgo es confundido con la administración. Mientras que un buen gerente debe poseer calidad en las habilidades de liderazgo, una no debe ser confundidas con la otra. Cuando se practica la gerencia de empleados, algunas veces hay una necesidad de micro gerenciar (controlar) a los empleados debajo de nosotros. Cuando estamos practicando nuestras habilidades de liderazgo, micro gerenciar nunca es una buena técnica. Los buenos líderes deberían animar a sus empleados a sobresalir al establecer metas y proponerse lograrlas además de permitir que sus empleados logren esas metas con muy poca supervisión. Cuando eres capaz de lograr este proceso estás en el camino hacia el logro de un Liderazgo de Alto Rendimiento!